30.8.04

Lo saben
No sé como lo han averiguado, pero lo saben. Y creo que ellos saben que yo sé que lo saben. El caso es que el tipo estuvo rápido con el botón de minimizar, pero yo conozco mi página como si la hubiera parido. En la microcentésima en la que él cambió a la web de Marca le pillé con las manos en la masa. Ninguno dijimos nada y la vida sigue su curso. No es que me procupe, no hay ningún post en el que ponga mal a nadie del curro (ya no...), pero sí que me gustaría saber como han llegado hasta aquí.
Realmente, sólo hay que girar el cuello para saber en que actividad "extralaboral" está sumido cada uno, pero me inclino a pensar que se debe a cierta estúpida función del Explorer, que nadie usa y que sólo sirve para hacer este tipo de puñetas. Concretamente, la cosa esta hace que el navegador "recuerde" todas la direcciones que se han visitado anteriormente en ese equipo. Del mismo modo, todo lo que se escribe en buscadores como Google o en los asuntos de los mails queda registrado nosedónde. En herramientas del Explorer hay algo para desactivarlo pero no recuerdo cómo exactamente.
Lo descubrí cuando, currando en otro sitio, me divertí bastante con las movidas que buscaba un becario de las mañanas- pederasta- cabrón , así como con el turbio cyber romance que mantenía vía mail con una tal "princesa". 'La vida es bella' sigue haciendo estragos.
Moraleja, nunca postees en el curro.


Nota: Para los que me piden más, hay un post fantasma entre el anterior y este. Lo escribí con todo mi cariño, pero se esfumó debido a problemas técnicos y me da taaanta pereza reecribirlo...

24.8.04

Si te he visto no me acuerdo
El otro día me crucé con uno de mis mejores amigos del instituto, al que llevaba sin ver como cinco años (aunque vivimos relativamente cerca). Cado uno fue a una facultad distinta, dejamos de vernos todos los fines de semana, dejamos de llamarnos y las cosas se fueron enfriando inevitablemente. Sin embargo, no hasta el punto de que el tío se diera media vuelta y siguiera hablando con un colega suyo como si no me conociera. Me jodió bastante, la verdad. En general, todos los encuentros con antiguos compañeros y amigos suelen ser momentos peliagudos. Yo otra cosa no, pero vista tengo bastante, así que puedo indentificar a esos cabrones casi desde la otra punta de la manzana. Con sus novias, con sus estirones tardíos y kilos de más, con las greñas cortadas para las entrevistas de trabajo... Maldita la gana que tengo de hablar con la mayoría de ellos. Hace tres o cuatro años igual no me hubieran quedado más cojones (pues ahora estoy estudiendo tal-qué sabes de fulanito-sigues saliendo con fulanita-bueno, a ver si nos vemos), pero ahora ya es distinto. Ha pasado demasiado tiempo.
Si saludamos con la mano o arqueamos las cejas vamos a quedar invariablemente mal. Realmente, lo mejor es desterrarlos de nuestra memoria: nunca llevé ortodoncia, nunca llevaste el pelo afro, nunca pegué a Marta Sánchez en mi carpeta, nunca te pillaron copiando, nunca nos enamoramos... nunca nos conocimos.
Se imponen la elegancia, la naturalidad y la sangre fría a la hora de ignorar a los susodichos. Comportamientos como mirar la hora, o el jugarnos la vida cruzando a la otra acera en rojo nos delatan y denotan poca clase. Es importante aparentar que no somos tan pringaos como entonces.
Ellos nos lo agradecerán y todos saldremos ganando.

18.8.04

Síndrome post-vacacional
Ya estoy de vuelta del workcamp (campo de concentración) en Alemania. Lo he pasado bien... y lo he pasado mal. Sé por propia experiencia que leer vivencias personales ajenas es un coñazo, así que me limitaré a contar que no me he ligado a ninguna alemana, que curré más de lo que esperaba currar, que ni un sólo tío hablaba mi idioma y que, en general, nos ha hecho bueno.
Allí estaba yo, rodeado de imberbes de otras tierras (a algunos les sacaba como ocho años) que comían a todas horas y se ponían ciegos con dos vasos de sangría.¡Qué tiempos aquellos!.
Sabían que yo no era uno de ellos. Lo notaban en mis michelines, en mis ojeras, en mi expresión de hastío semipermanente. Todo un currante, vamos. Así que las españolas a menudo me preguntaban qué narices hacía un tipo como yo en un sitio como ese; si no sería más propio, qué se yo, hacer un Interrail o pillar alguna oferta de Halcón Vajes.Por lo demás, he desconectado, he visto mundo, y me he divertido a ratos. Reconozco que había momentos en que estaba hasta los cojones, pero uno tiende a quedarse con lo bueno de estas cosas, así que lo recuerdo como una buena experiencia. Han sido unas vacaciones, por qué no.
Yo animaría a la gente a que se informe en su comunidad y haga un workcamp de estos. Lo mejor es llevarse a algún amigo, por si las moscas, y saber bien de antemano en qué se va a currar. Eso de que apenas se trabaja pude ser verdad en algunos, en el mío desde luego no ( y eso que me escaqueaba de lo lindo). Si uno se lo monta bien pueden ser como un campamento de verano con todos los gastos pagados.

Bueno, ya he dado señales de vida. Me ha costado. De vuelta a casa se me hace raro coger el ordenador. Mis manos, hechas ya al pico y a la azada, se mueven con torpeza sobre el teclado. El síndrome post-vacacional, eso va a ser. Poco a poco, ¿vale?