4.10.04

Mi primer diente



Aún lo recuerdo. Nunca nadie me lo había explicado, que esas cosas les pasaban a todos, que eran totalmenete normales. Recuerdo la encía blanda y virgen, el borde rasposo del pequeño incisivo. Recuerdo la presión del diente sobre el diente, en un ángulo totalmente deconocido. Luego, el irresistible deseo de empujar con la lengua y de pronto, el freno, ese nervio aferrándose desesperadamente a aquel que había alimentado durante unos cinco años, casi como un cordón umbilical.
Recuerdo correr por la casa chillando. Y mi madre, que no se en que película lo habría visto, quería atarme un hilo en la boca y luego tirar. Yo veía con angustia que aquella noche no terminaría nunca hasta que el diente cediera. A mí me la sudaba que a la mañana siguiente un ratón me fuera a dejar 20 duros debajo de la almohada.
Después el forcejeo, durante unos minutos que fueron interminables. Y mamá jurándome que no me iba a doler y que si me resistía iba a ser peor... Al final salió, casi sin darme cuenta. Creo que me puse histérico, sangrando sobre el lavabo como un carnero de ritual.
Liberado por el llanto, fuimos al salón donde el resto de mi familia veneraba la reliquia sobre papel higiénico. Todavía debe andar por ahi. Yo creo que las madres los guardan todos, como trofeos de caza que son, aunque nunca hablen de ello.

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