14.2.03

De amor o algo


San Valentín. Qué guay. El amor está en el aire. Lo noto, flotando junto al virus de la gripe, el del desconsuelo y el polen de las gramíneas. Casi creí que lo veía ayer por la tarde, con el rabillo del ojo como suele pasar en estos casos, pero era sólo un cartel del Corte Inglés.
Los enamorados perdónenme el escepticismo pero dejé de creer en estas cosas un poco después que en los Reyes Magos y un poco antes que en la Democracia. A los 15 años más o menos. Fue por en aquella época más o menos que me dí cuenta que la vida no es como una película y las cosas no tienen porqué ser justas. Que la chica que te gusta también le gusta a todo cristo o que quien le gusta a ella no es necesariamente un palurdo capitán del equipo de Rugby. Me encantan las películas de los 80.
Por eso, cuando empiezo a ver la cara de ella en la cara de todas, o se me hace un nudo escuchando a los Planetas o a la Buena Vida o, más inconfesablemente, a Álex Ubago, me tomo un chupito de ginebra de la Victoria o de Ciripolen y en una semana o dos se me pasa.

No hay comentarios: