31.3.03

Teórico

Ahora mismo he acampado en el dolce far niente*. Estoy así desde que saqué el teórico de conducir. Por cierto, me pregunto porqué la gente nunca me habló de ello, me refiero a la inconfundible sesanción de pesadilla kafkiana que no me abandonó desde que mis pies se posaron en el culo del mundo allá por Móstoles. Bajo la incesante lluvia, el edificio de la DGT parecía si cabe aún más gris y más triste. Varias personas se hacinaban bajo el porche en el momento en que entré en esa sala aséptica llena de carteles de "prohibido fumar". La gente fue llenando el húmedo silencio, y cuando ya no cabía ni un alfiler, se olló una voz desde las alturas y dos funcionarios de caras largas aparecieron y se sentaron junto a la puerta del aula de exámen. Fue entonces cuando ordenaron a la gente formar dos pasillos y fuimos pasando de uno en uno. La tensión se podía masticar según entrábamos en ese aula interminable con pupitres hasta donde alcanzaba la vista y barrotes en las ventanas. Si el esoterismo me importara un carajo diría que el lugar estaba lleno de energía negativa, empapelado con la tristeza de aquellas almas a las que se les vino el mundo encima cuando les suspendieron el práctico por sexta vez solo porque a un niñato le dio por cruzar en rojo. Tuve dos fallos y ahora a ver que tal se me dan las prácticas, porque el único volante que he tocado es el de los coches de choque. Hasta que me llamen de la autoescuela creo que voy a estar tocándme las narices hasta hacerme sangre.

* cualquier parecido con el weblog de Aracne es mera coincidencia, o conexión mental quién sabe. Por si acaso pensábais, pues no penséis tanto.

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